Capítulo 19

Anoche apenas pude dormir. Mis pensamientos estaban con Lydia, la chica de la habitación de invitados que ayer estuvo a punto de suicidarse. Lo que pasó me hizo retroceder a hace dos años, cuando yo también estaba tan desesperada, tan desconsolada. Aunque el suicidio nunca pasó por mi mente en ese momento, puedo imaginar cómo debe sentirse Lydia. Ella aún no me ha contado su historia, pero la decisión de acabar con su vida debe ser resultado de una profunda decepción o humillación. Suspiro con tristeza. La vida es un regalo y nadie tiene derecho a decidir cuándo ponerle fin, así como el nacimiento no lo elige el hombre. Y sí, la vida puede ser bastante injusta y dura a veces, pero tenemos el rumbo en nuestras propias manos. Tenemos la opción de hacerlo mejor o dejar que toda la miseria caiga sobre nosotros. Todo eso está en nuestras propias manos. Hace dos años elegí definir mi propia felicidad después de haber sido tan destrozada por los demás. Yo ahora, no dejo que otros controlen mi