Capítulo 76 ¿De verdad no quieres que tu salvadora sea yo?

Julia alzó la mirada con frialdad hacia Diego. —¿Qué pasa? Yo fui quien te salvó en aquel entonces. ¿Acaso no tengo derecho a decirte unas cuantas verdades? Diego, si no hubiera sido por mí, ¿crees que ahora estarías aquí, hablando conmigo? ¡Quizá ya habrías muerto en el río! La expresión de Diego cambió levemente. —¿De dónde supiste lo de mi caída al río y de mis heridas? ¿Acaso dices eso a propósito para hacerme creer que fuiste tú mi salvadora? Julia quedó atónita. Jamás habría imaginado que de la boca de Diego salieran esas palabras. Peor que ser un desagradecido era no tener nunca la intención de reconocer una deuda de vida. Aunque, desde el momento en que Julia reconoció a Diego como el joven al que había rescatado en el río, nunca pensó en reclamarle gratitud; de lo contrario, no habría callado durante tantos años. De no haber sido por lo ocurrido en el aeropuerto, que la enfureció tanto, quizá jamás lo habría mencionado. ¡Pero ahora, de los labios de Diego, aquello se convertía