Capítulo 43

—Te vas a casar y pronto tendrás que enfrentarte al embarazo y a la crianza. Seguramente habrá muchos gastos. Como tu padre, estoy dispuesto a darte el dinero para comprarte de una vez por todas esas acciones. ¿Qué te parece? Josefina permaneció impasible. —¿Y esas acciones en tus manos acaso sí tendrían alguna utilidad? La expresión amable de Marco se quebró, dejando ver una emoción más cruda. —¿Y en manos de tu hermana sí sirven? Si tu hermana fuera competente, la familia Escobar no habría estado en decadencia todos estos años. Josefina arrugó la cara, molesta por sus palabras, y se levantó de inmediato, dispuesta a irse. Marco se apresuró a sujetarla por la muñeca. —Josefina, tú y tu hermana son mis hijas. No me gusta ver a tu hermana luchando sola. Solo quiero que tu hermano entre a la empresa para ayudarla. Josefina se zafó bruscamente de su agarre. —¿Hermano? ¿Te refieres a Pedro Torres? Marco arrugó la cara y corrigió con tono severo: —Él ya cambió de apellido. Ahora se llama Pe