Capítulo 64

Ya de por sí, Catalina no le parecía una buena persona, y ahora estaba aún más convencida de que tenía razón. La miró con frialdad. —¿Cómo puede hacer algo tan vergonzoso? ¿Tiene idea de lo humillante que sería si esto se llegara a saber? —¡Este es un lugar de trabajo, no un sitio para que usted ande aprovechando cualquier oportunidad para seducir hombres! Parecía que quería decir más, pero al recordar quién era Catalina, se contuvo. Finalmente, dijo: —Será mejor que hoy no entre. Florencia no sabía nada de la relación entre Catalina y Rosa; creía que apenas se conocían. Se acercó a Rosa con una actitud afectuosa y le tomó del brazo como si fueran íntimas. —Secretaria Rosa, no se deje engañar por ella. Esta mujer, cuando se obsesionó con Alejandro... hizo de todo, sin un mínimo de vergüenza. Le juro que incluso llegó a... —Florencia. —La interrumpió Valentina con suavidad—. La reunión está por comenzar. Rosa tiene trabajo que hacer. No la entretengas. Florencia tuvo que cerrar la boca,