Webfic
Open the Webfic App to read more wonderful content

Capítulo 6 Él la odiaba

Las comisuras de los labios de Enrique se curvaron levemente hacia arriba. En esa apuesta cara de Enrique, aquella sonrisa resultaba sin duda impactante. Pero Mariana solo alcanzó a ver en ella un desprecio infinito. Tras una breve pausa, Mariana habló en voz baja: —Lo sé, me odias. Si no fuera por mí, ya estarías con Cecilia, así que... —Mariana, lo que hay es entre tú y yo, no involucres a los demás. Enrique interrumpió las palabras de Mariana. Arrugó la frente y la mano con la que sostenía a Mariana la soltó de golpe. De paso, le dio un empujón. Mariana retrocedió varios pasos antes de lograr recuperar el equilibrio. Sabía bien que a Enrique le desagradaba que mencionara a Cecilia. Porque Mariana no era digna de hacerlo. Después de todo, Cecilia era... La mujer a la que Enrique había amado durante tantos años. Si no hubiera sido por la delicada salud del hermano de Enrique, quien se habría casado con Cecilia seguramente habría sido él. Más tarde, cuando la situación del hermano de Enrique empeoró, Mariana volvió a intervenir. Por eso, ¿cómo no iba a odiarla Enrique? Mariana guardó silencio. Enrique tampoco la miró de nuevo; simplemente pasó junto a ella y se alejó. No supo cuánto tiempo había transcurrido hasta que Mariana, finalmente, regresó a la habitación. Apenas se acostó, Enrique salió del baño. Por supuesto, Enrique no iba a permitir que Mariana se durmiera tan fácilmente. Muy pronto, Enrique la tomó y la hizo inclinarse sobre el borde de la cama. Esa era la posición favorita de él. Como una bestia salvaje, directo, decidido a descargar su deseo. Durante el acto, Enrique disfrutaba morder la piel del cuello de Mariana. Apenas ella intentaba esquivar, la mano de Enrique apretaba aún más su cintura. Todo se volvía más rudo. Mariana no pudo evitar aferrarse con fuerza, sus uñas se clavaron en el brazo de Enrique. —Enrique, por favor... Más despacio... Mariana no pudo evitar sollozar; en su voz había una dulzura infinita. Enrique pareció detenerse por un instante. Pero enseguida, reanudó sus movimientos, aún más intensos. Le sujetó la barbilla a Mariana, la obligó a girar la cara y la besó en los labios. Mariana no entendía por qué. ¿Acaso Enrique no la odiaba, no la despreciaba? ¿Por qué, entonces, la besaba? Ese intercambio de saliva le pareció mucho más íntimo que cualquier otra cosa. Para Mariana, eso era propio de los amantes. Pero ellos no lo eran. Aun así, en ese momento, Enrique la besó. Con la lengua se abrió paso con fuerza, dominando cada rincón de la boca y el aliento de Mariana, mientras su respiración agitada se derramaba sobre la mejilla de ella. Justo en ese instante, sonó el celular de Enrique. El tono nítido rompió el calor y la pasión de la habitación. Enrique se detuvo. Por reflejo, intentó apartar a Mariana para contestar el celular. Pero justo entonces, fue como si Mariana despertara de repente. De inmediato, rodeó el cuello de Enrique con los brazos y lo besó ella misma. Tras casi tres años de matrimonio, los besos de Mariana seguían siendo un poco torpes. En ese momento, mordía con delicadeza los labios de Enrique y pasaba suavemente la lengua. Cuando Mariana por fin reunió el valor para profundizar el beso, Enrique pareció perder la paciencia; la sujetó de la nuca y lo intensificó aún más. El teléfono seguía sonando. Pero en la habitación, nadie le prestó atención. Cuando Mariana abrazó a Enrique y su cuerpo tembló levemente, creyó escuchar una leve risa de él. Pero al abrir los ojos, solo encontró la inexpresiva cara de Enrique; en su mirada ya no había ningún sentimiento. Sin darle tiempo a Mariana de comprobar si había escuchado bien, Enrique la soltó. Y, de inmediato, tomó su celular.

© Webfic, All rights reserved

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.