Capítulo 92 Nieve

Leopoldo se movió con rapidez y Mariana no pudo detenerlo. Así que solo le quedó mirar, impotente, cómo él se abalanzaba hacia Enrique. Por suerte, el asistente que estaba junto a Enrique reaccionó con gran agilidad y lo detuvo de inmediato. Leopoldo, aún inconforme, se apresuró a explicarle a Enrique. —¡Señor Enrique, soy yo! ¿No me recuerda? Soy Leopoldo, de la Compañía de Manglares, nos vimos en la recepción de la última vez. Leopoldo se esforzó por refrescarle la memoria, pero nadie parecía recordar de qué recepción hablaba. Al notar que las cejas de Enrique se contraían con una leve muestra de impaciencia, Leopoldo sacó rápidamente su tarjeta de presentación. —Es normal que usted no me recuerde, está muy ocupado... Aquí tiene mi tarjeta, señor Enrique... El asistente miró a Enrique y, al ver que este no mostraba objeción, tomó la tarjeta. Leopoldo sonrió ampliamente. —Ahora que el señor Enrique está en Puerto Brisa, si tiene tiempo, me encantaría invitarlo a comer, le ruego que me