Capítulo 299

Después de asearse, se maquilló con sumo cuidado para cubrir las ojeras bajo los ojos. Se cambió de ropa y bajó las escaleras. Justo al llegar al piso de abajo, se encontró con Luis, que estaba a punto de salir. Al pensar en lo ocurrido la noche anterior, una sombra de resentimiento cruzó por sus ojos, pero enseguida recompuso su expresión y se acercó a Luis. —Luis, ¿cómo es que te levantaste tan temprano hoy? ¿Ya desayunaste? Luis ya se había puesto los zapatos. La noche anterior le había prometido a Ana que desayunarían juntos, así que se había levantado una hora antes, y ahora era justo el momento para salir. Al oír la dulce voz de Laura, se giró. Al verla tan arreglada, se mostró ligeramente sorprendido. —¿Tienes algo que hacer afuera hoy? Laura se quedó por unos minutos pasmada y explicó con una sonrisa un tanto rígida: —No podía dormir, así que me levanté temprano. No podía permitir que Luis sospechara nada. Luis la observó durante unos segundos, como si no notara nada extraño en