Capítulo 14

Sofía conocía bien el carácter de Salvador y sabía que, no se rendiría hasta alcanzar su objetivo. Tal como era de esperar, a primera hora de la mañana siguiente vio a Salvador de pie en la entrada, aguardando. En cuanto Salvador la vio, le tendió un fajo de fotografías. —Sofía, Valeria te hizo daño y te difamó. Ya he hecho que la castiguen; estas son las pruebas. Sofía ni siquiera levantó los párpados y, rodeándolo, se dispuso a salir. —No me interesa. Que Valeria estuviera viva o muerta no tenía nada que ver con ella. Hacía mucho tiempo que ya no le importaba. De improviso, su muñeca volvió a ser aprisionada, y su espalda chocó contra un pecho duro y firme. El brazo de Salvador le sujetó con fuerza la cintura y, apretando los dientes, dijo. —Sofía, sé que me equivoqué. Después de que te fuiste, me di cuenta que ya me había enamorado de ti. Ya he castigado a Valeria. ¿Qué más tengo que hacer para que me perdones? Él extrañaba la bondad de Sofía hacia él; extrañaba la forma en que sonr