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Capítulo 5

Suzie ¿Habían dicho que era su compañera? La tensión se podía cortar con un cuchillo en la habitación. No podía creer lo que había escuchado y no dejaba de mirarlos esperando que dijeran que era una broma. Recé con fuerza para que dijeran que se habían equivocado, que había escuchado mal, pero no podía engañarme. Podía sentirlo también. El vínculo era fuerte, era una fuerza incomprensible que me atraía a ellos, sentí que perdía la razón y lo único que quería era estar cerca de ellos. Me agarré del cabello para concentrarme. ¿Realmente los hermanos eran mis compañeros? Los Alfas que habían hecho miserable mi vida por tantos años y a los que odiaba con pasión, ¿eran a quienes había estado destinada desde que había nacido? Retrocedí con miedo hasta que me topé con la cama y me agarré de la pared para estabilizarme. Sentí que iba a perder la cabeza, este era un momento que había estado esperando toda mi vida, y ahora resultaba que la realidad no era para nada lo que había soñado. Había fantaseado por años, mientras me gritaba desde afuera de la puerta de mi habitación, que algún día encontraría a mi compañero, me transformaría y finalmente podría ser libre. Había pensando que podría dejar a mi padre detrás y hallaría al amor de mi vida, pero ese sueño acababa de derrumbarse frente a mis ojos. Se supone que era tu compañero la persona que siempre te cuidaría y protegería por el resto de la vida. Alguien que te amaría incondicionalmente, pero mientras observaba a los hermanos, no podía evitar sentir un mal sabor de boca. Ellos me miraban absortos como si estuvieran viendo un ángel bajado del cielo, pero yo no podía ver otra cosa que a los chicos que siempre me habían molestado. ¿Cómo era posible que ellos fueran a amarme y cuidarme? Me mordí el labio por dentro y temí mi futuro. —Suzie, nosotros... —No digan nada más —les pedí fulminándolos con la mirada. Asher bajó la mirada y supe que lo había lastimado porque lo sentí en mi propio cuerpo. Me agarré el pecho al sentir el dolor en carne propia. ¿Por qué me dolía? ¿Era mi loba? La expresión de Blair era idéntica a la de su hermano. Estoy segura de que ambos presentían que los rechazaría. No podía creer que la diosa me odiara tanto. Había decidido que mi vida sería horrible de principio a fin. No era suficiente tener un padre abusivo, sino también me había mandado a compañeros de la misma calaña. Apreté las manos con furia. —Suzie, somos tus compañeros, no nos trates como si fuéramos asesinos —se quejó Blair. —No es que se queden atrás con todo lo que me han hecho —les dije, bufando por lo bajo. —Eso es el pasado, Su, ahora que somos tus compañeros vamos a cuidar muy bien —me dijo Asher intento acercarse de nuevo. —¡Nunca los aceptaré como mis compañeros! —les grité a todo pulmón. Los hermanos lucían como si los hubiera golpeado en la cara, pero no les duró esto mucho tiempo porque rápidamente decidieron que preferían estar enojados. —¡Váyanse! —murmuré con la voz temblorosa. —¿Qué? —gruñó Blair —¡Salgan de mi habitación y déjenme sola! —¿Crees que te dejaremos ahora que sabemos que eres nuestra compañera? Estás equivocada, Su, no te vamos a dejar sola. Nunca más estarás sola —me aseguró Asher. Casi en perfecta coordinación, intentaron acercárseme, pero saqué rápidamente el arma de debajo de la almohada. Los apunté con la pequeña pistola, me temblaban las manos, pero no titubeé. Ambos se detuvieron en el acto. Asher levantó las manos en el aire y me miró con sorpresa. —Su, ¿qué estás haciendo con eso? Es peligroso, déjalo. —¿Si quiera sabes cómo usarlo? —preguntó Blair con susto—. Deja el arma antes de que te lastimes. Tenía razón, nunca antes la había usado. Solo la tenía por seguridad, en caso algún finalmente decidiera matarme. Los fulminé con la mirada y apreté las manos. Era cierto que no la había usado nunca, pero eso no significaba que no la usaría ahora. Me latía el corazón a por mil, la sangre bombeándome en las venas, la adrenalina se había apoderado de mi cuerpo. —No se me acerquen, dan otro paso y les juro que les disparo —les grité, no me importaba si mi voz temblaba. —Suzie, deja el arma —me pidió Blair con calma, pero me negué—. ¡Dije que dejes la estúpida arma a un lado! Intentaron acercarse de nuevo, pero les había advertido que no dudaría. Disparé y la bala salió en dirección de ambos. Como ambos eran Alfas, la esquivaron a tiempo, pero Asher tuvo la mala suerte de ser un segundo lento y la bala terminó raspándole el brazo. Comenzó a sangrar al instante, se agarró el brazo con dolor y retrocedió impactado. No esperaba lo siguiente. Su lobo me llamó con dolor, no podía creer que los hubiera rechazado de esta forma. Estuve a punto de dar mi brazo a torcer, pero al final ganó la lógica. Levanté el arma de nuevo. —Les dispararé de nuevo y esta vez no fallaré —les advertí con las manos temblando. De repente, me comenzó a doler la cabeza y solté un gruñido. El dolor era tan grande que perdí el control de mis manos, pero no solté el arma. No sabía lo que estaba pasando. De repente, entendí lo que me pasaba. Estaba transformándome por primera vez, sentía que mil agujas me estaban perforando y mis órganos se estaban moviendo por todos lados. Me concentré en mantener la dirección del arma. Tenía que asegurarme de que mantuvieran su distancia. —Váyanse —les pedí, estaba a punto de perder la voz—, váyanse. El mundo comenzó a dar vueltas y no pude mantener el equilibrio. Todo se volvió negro y se me cayó la pistola al suelo, luego de eso perdí el conocimiento y me caí al suelo.

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