Capítulo 32

—¡¡Ah!! Clara lanzó un grito desgarrador, pero ya había caído; por muy buena que fuera su técnica al conducir, ya no había vuelta atrás. Solo se escuchó un ¡Splash! y el vehículo, de una o dos toneladas, se precipitó pesadamente al agua, levantando una enorme cortina de espuma. En medio del violento sacudón del auto, Clara sintió que todo giraba a su alrededor; el corazón casi se le salía del pecho y la mente se le quedó en blanco al instante... Al ver cómo el agua comenzaba a filtrarse en el interior y el auto se hundía poco a poco, su primer reflejo fue desabrocharse el cinturón de seguridad para empujar la puerta; pero, debido a la velocidad con la que entraba el agua y a la enorme presión exterior, era imposible abrirla. Pronto tomó conciencia de lo desesperada y terrorífica que era su situación... Era un lago parecido a un embalse, de una profundidad inimaginable, y además era de noche: todo estaba sumido en la oscuridad. En la carretera no había ni rastro de personas ni de vehícu