Capítulo 18

Carmen abrió los ojos de par en par, aterrada. —Mi Ale, ¿qué significa eso? —¿Qué significa? —Alejandro la apartó de un manotazo, como si se sacudiera de encima una basura nauseabunda—. Si no te hubieras esforzado tanto por seducirme y no hubieras provocado deliberadamente conflictos entre Ana y yo, ¿cómo habría llegado a esta situación? Al terminar, dio una orden a los guardaespaldas con voz gélida: —¡Desde hoy, saquen a Carmen de la familia Fernández! De ahora en adelante, ella no tendrá ninguna relación con la familia Fernández ni conmigo. —¡No, mi Ale! —Ya sé que me equivoqué; no puedes hacerme esto. Carmen se lanzó llorando a los pies de Alejandro, intentando abrazarle las piernas para suplicarle. Sin embargo, en la mirada de Alejandro no hubo la menor vacilación. Los guardaespaldas también se acercaron de inmediato y arrastraron a Carmen hacia afuera sin atisbo de piedad. Sus alaridos desgarradores se fueron apagando poco a poco hasta desaparecer más allá de la puerta. Cuando el