Capítulo 11

El tiempo transcurría lentamente y el sol ardiente seguía suspendido en lo alto. Pero la casa de los Medina parecía envuelta en densas nubes oscuras, como si se hundiera en un lodazal de sombras, sin un solo instante de sosiego. Los sirvientes de la casa de los Medina aún no habían sido llamados de regreso, y Roberto y Liliana se vieron obligados a valerse por sí mismos. Personas que habían vivido siempre en el lujo y la comodidad ahora se movían torpemente, sin atreverse a quejarse ni protestar; incluso sus movimientos eran cautelosos, temerosos de provocar el enojo de Jacinto. El Grupo Titanio estaba casi bajo el control de Jacinto. El único lazo que podía mantener unidas a la familia Medina y la familia Delgado era Catalina, pero entre todos la habían expulsado. Al día siguiente del incidente, llegó desde Nueva Zelanda la noticia de que Catalina nunca se había presentado a trabajar. Después de consultar con la aerolínea, descubrieron que no existía ningún registro con su nombre. Al