Capítulo 16

Esta fue la segunda vez que Catalina recibió un cuerpo sacado del quirófano. Levantó la tela blanca y miró a Jacinto, cuyos ojos permanecerían cerrados para siempre. Con suavidad, limpió la lágrima en la esquina de su ojo. La herida, grotesca en su pecho, ya estaba sellada, incluso la piel y la carne estaban cosidas con esmero. Su corazón se retorció una y otra vez, un dolor tardío se extendió por su cuerpo. —¿Para qué me salvaste? Bajó profundamente la cabeza, colocando su frente sobre la fría de Jacinto. —¿No es cierto que me alejé de ti? Pero tú aún tenías tu carrera, tenías hijos, y tal vez en el futuro podrías haber encontrado una nueva pareja. ¿Por qué tuviste que morir por mí? —¿Crees que con esto conseguirás que te recuerde toda mi vida? La única respuesta que obtuvo fue un silencio interminable. Al llegar a casa, Roberto y Liliana estaban esperando en la sala. Al verla, se levantaron al tiempo. —Catalina, antes fue nuestra culpa, ¿puedes no irte esta vez? —Emiliano ya no está,