Capítulo 13

Esa noche el ambiente fue increíblemente cálido, como si no fueran desconocidos de países distintos, sino viejos amigos que se reencontraban después de muchos años. El cuidado en cada detalle, en cada gesto, hizo que Lucía sintiera una calidez poco común, algo que le acarició el alma. De hecho, tanto que casi no quería irse. Pero cuando todos se acomodaron para ver la tele juntos, Lucía decidió despedirse con educación. Al volver a casa, se dio una buena ducha, se lavó el rostro con esmero y hasta se puso crema hidratante con calma. Todo era tan tranquilo, tan agradable, que por primera vez en mucho tiempo sintió que su cuerpo y mente realmente descansaban. Apenas terminó su rutina, se dejó caer en la cama como si el mundo ya no pesara sobre sus hombros. Miró el techo blanco, recorrió con la mirada su pequeño pero acogedor hogar, cada rincón decorado con detalles encantadores… y no pudo evitar sonreír con una sensación plena de satisfacción. Lucía cerró los ojos y, sin querer, se puso