Capítulo 1390

Un millón quinientos mil dólares no era poca cosa, además de que solo habían invertido unos pocos días. Ambos tomaron rápidamente el cheque y juraron no mencionar el asunto a nadie antes de retirarse. Alejandro miró a los dos niños y les preguntó: —¿Tu padre se llama Pedro? ¿Cómo te llamas tú? ¿Sabes quién es tu madre? Las pestañas de Sebastián parpadearon lentamente, como si estuviera procesando la pregunta. Fue entonces cuando Alejandro notó que algo no estaba bien. Desde que habían entrado, esos dos niños no habían dicho ni una sola palabra. Se rascó la mejilla, sin saber qué hacer, y solo pudo pedir a los guardaespaldas que se los llevaran a comer algo, mientras planeaba llamar a Pedro para confirmar la situación. Pero en ese momento, alguien bajó del piso de arriba diciendo que Andrea tenía fiebre. Para Alejandro, ella era lo más importante. Subió apresurado, y al tocarle la frente, confirmó que en verdad tenía fiebre. De inmediato la cargó en brazos y bajó rápidamente las escaler