Capítulo 304
Juan, de regreso a casa conduciendo, no pudo evitar llamar a Lorena con impaciencia.
—Lorena, ya he traído la medicina.
Lorena en ese momento lo estaba esperando en la villa; al verlo llegar cubierto de polvo y con síntomas de cansancio, supo que no había descansado ni un instante.
—Dame la medicina, ve a darte una ducha y descansa un poco.
Juan, en efecto, necesitaba descansar, tenía los ojos inyectados de sangre.
—Jejeje, está bien, Lorena, ¿esta vez lo hice increíble, no?
Parecía un niño, ansioso por obtener la aprobación de Lorena.
Como siempre, después de terminar cualquier asunto, miraba a Lorena con orgullo, pero en realidad, ella rara vez lo elogiaba.
Lorena le revolvió el cabello con la mano. —Muy bien, realmente muy bien, ya has crecido.
Juan sintió al instante que todo el esfuerzo de este viaje había valido la pena, y pronto se quedó dormido en el sofá.
Lorena tomó la manta de al lado y lo cubrió, luego, llevando la medicina para el insomnio, fue a Jardines de la Paz.
El gua

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