Capítulo 396
Sus labios temblaron varias veces y su mirada parecía querer devorar viva a Lorena, feroz como un demonio.
Lorena arrugó la cara al ver todas las flores caídas en el suelo, sintiendo por dentro una rabia inmensa.
Ella apretó los labios con frialdad y luego pronunció una frase en voz baja y profunda:
—Ya verás.
Después de decir esto, se giró para ir a pagar, ordenando que todas las camelias fueran enviadas a los Jardines de la Paz.
Lorena se quedó allí, sintiendo que ya no le quedaban ánimos para nada.
Andrea le dio una palmada en el hombro.
—Ten cuidado estos días, tengo la sensación de que ella no está bien.
Lorena esbozó una sonrisa forzada; decir que no estaba bien era quedarse corta, sentía que Patricia era como una loca que no la dejaba en paz ni un segundo.
Respiró hondo y decidió no comprar más flores y llevarse solo la comida para volver a casa.
Mientras tanto, Patricia llegó a los Jardines de la Paz cargada de camelias y, entusiasmada, se las entregó a las empleadas.
—Presten

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