Capítulo 408

Liliana miró a Lorena con una sonrisa triunfante, como si dijera: "Mientras yo esté aquí, este proyecto no saldrá adelante". Lorena dejó la copa sobre la mesa y sonrió con serenidad. —Hace dos noches, salí de Jardines de la Paz. El señor Pedro no me hizo nada. Liliana, furiosa, se levantó de golpe. —¿Qué quieres decir? ¿Qué lugar es ese Jardines de la Paz? ¿Acaso es un sitio al que pueda ir una mujer como tú? ¡Estás mintiendo! A Lorena ya le había quedado claro: ese tal Zacarías no tenía carácter propio, con apenas un par de palabras de Liliana ya lo había hecho dudar. Que él ocupara ese puesto solo podía significar que alguien lo estaba respaldando desde las sombras. La comisura de sus labios se curvó y se recostó hacia atrás. —Si de verdad crees que estoy mintiendo, ¿por qué no llamas al señor Pedro y le preguntan ustedes mismos? Liliana se puso rojo al instante, de pura rabia, apretando los dientes mientras se aferraba con más fuerza al brazo de Zacarías. —Zacarías, vámonos. No nego