Capítulo 589

Francisco había adelgazado visiblemente; en ese momento, estaba sentado al borde de la cama de Yago. —Juan sí se preocupa por Lorena en su interior, es absolutamente imposible que crea completamente en tus palabras, pero esta vez te has hecho tanto daño a ti mismo, que, aunque no te crea del todo, al menos creerá una décima parte. Al menos estas heridas son reales. Yago, esta vez, se había herido a propósito y luego le había echado la culpa a Pedro, todo para provocar sentimientos de enemistad en el corazón de Juan, para hacerle creer que Pedro era capaz de cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Yago tosió varias veces y miró fríamente al hombre demacrado que estaba sentado a su lado. —Primo, llevamos unos días sin vernos y pareces casi un muerto. Francisco apretó fuertemente los puños; el nombre de Pedro se había convertido en una especie de maldición para él, y sentía una necesidad urgente de hacer algo. —Yago, antes te hablé de colaborar y de que quería investigar algunas c