Capítulo 851

Héctor tardó varios segundos en reaccionar; al final, lleno de rabia y vergüenza, rechinó los dientes y masculló: —Esto es porque tú me obligaste. Los demás presentes se apartaron apenados, conscientes de que Héctor iba en serio. En cuestión de segundos entraron más de una decena de guardaespaldas, rodeando a Lorena en cuestión de segundos. El rostro de Héctor se iluminó con un orgullo aún mayor. Llevaba tantos años en la familia Guzmán y, últimamente, este era sin duda alguna su momento más glorioso. Los invitados a la fiesta, al ver semejante despliegue, comenzaron a murmurar entre ellos. Todos sabían de los recientes rumores sobre la familia Guzmán; ahora, al ver que Héctor se atrevía a humillar a Lorena de esa manera, muchos concluyeron que Pedro debía de estar muerto. De otro modo, ¿cómo se atrevería Héctor a mostrarse de esa manera tan insolente? Héctor alzó apenas la mano y ordenó a sus hombres: —Agárrenla y tírenla esta noche en mi cama. Nadie en el lugar trató de detenerlo; to