Capítulo 1004

Durante estos tres años, Samuel sentía que el verdadero dolor no provenía del sufrimiento físico, sino del tormento de su corazón. Siempre había creído que Camila lo había abandonado. Resultó que no era así. Samuel preguntó: —Entonces, ¿tampoco estuviste con Alarico? Camila sonrió.—¿De verdad creíste que estuve con él? Samuel asintió.—Si dejamos de lado su personalidad, Alarico en realidad sería una buena elección. Es atractivo, joven, heredero de una familia adinerada y además tuvo un compromiso contigo. ¿Cómo podía saber si alguna vez te sentiste atraída por él? Camila captó el tinte de celos en sus palabras y le siguió la corriente a propósito. —Escuchándolo así, la verdad es que Alarico no está nada mal. Muchas jóvenes del círculo social están enamoradas de él, yo y él... En ese momento, Samuel de repente le cubrió la boca con la mano.—¡Camila, no sigas! Samuel no le permitió continuar. Camila retiró su mano y, bajo la luz cálida, sus ojos lucían claros y hermosos.—No, quiero decir