Capítulo 882

En ese momento, volvió a sonar la melodía de su celular. Camila contestó, y la voz de Lorenzo se escuchó: —Hola, señorita Camila, soy Lorenzo, el secretario de Samuel. —Lorenzo, ¿por qué me llamas? —Señorita Camila, debe venir rápido al hospital, el señor está hospitalizado. ¿Qué? Camila se incorporó de un salto, apretó el teléfono con fuerza y preguntó nerviosa: —¿Por qué fue hospitalizado? ¿Qué le pasó? —Señorita Camila, anoche estuvo bajo la lluvia toda la noche, además se resfrió y tuvo fiebre, por eso se desmayó. ¡Ahora está en el hospital! Así que anoche él no se había ido, sino que se desmayó. Ahora estaba en el hospital. El corazón de Camila se encogió de preocupación. —Señorita, por favor, venga a verlo. ¿Podía ir a verlo? La noche anterior lo había dejado claro. Alejarse de él era lo mejor. Si seguían así, solo entorpecerían su tratamiento. —No, no iré, ahora está en el hospital, seguro que hay médicos cuidando de él. —Señorita Camila, ¿de verdad no vendrá? Cuando estaba inco