Capítulo 893
Camila no esperaba que se quedara.
Él salió. Cuando todo quedó en silencio, Camila tomó una ciruela y la probó. El sabor agridulce alivió sus náuseas.
Camila puso la mano sobre su vientre plano y, murmuró: —Bebé, esto nos lo compró tu papá.
Camila volvió a acostarse en la cama. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero seguía sin poder dormir.
¿Dónde estaría durmiendo él?
¿Estaría en la habitación de invitados al lado?
Camila levantó las sábanas y se bajó de la cama, fingiendo salir a la cocina con un vaso de agua. Abrió la puerta de la habitación.
Muy pronto vio a Samuel. Samuel no dormía en la habitación de invitados, sino en el sofá de la sala.
El sofá era bastante amplio, pero él, con su altura de un metro noventa, tenía las largas piernas sobresaliendo un poco. Sobre él solo había una manta delgada, y ya estaba dormido.
A pesar de que el clima era frío, estaba cubierto solamente con una manta fina.
Podría resfriarse.
Camila regresó a la habitación, tomó una manta gruesa del armari

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