Capítulo 88

—Ahora que está la señorita Adelaida, naturalmente quiero competir de manera justa con ella. Pero en realidad, está claro que a Adelfo le gustas tú. Carmina bajó la mirada y dijo suavemente.—Adelfo ni siquiera me dio la oportunidad de competir contigo. Desde la fila del frente, Leocadio intervino de manera despreocupada,—¿No dijo Adelfo desde hace tiempo que no quería ser tu guardián? —Sí, en ese momento ya sospechaba que Adelfo no me gustaba, y lo que hizo por mí fue solo por casualidad. Pero en ese entonces no había aparecido la señorita Adelaida. —Pensé que aún tenía oportunidad, por eso a veces encontraba excusas para ver a Adelfo. —Cuando apareció la señorita Adelaida y me enteré de que Adelfo iba a ser su guardián, casi me volvió la envidia, y me puse muy triste... Carmina seguía hablando para sí misma. —Durante esos días, Carmina no comía ni bebía, y se encerró en su habitación llorando.—El conductor de la fila del frente de repente intervino. Su voz sonaba como si aún tuviera a