Capítulo 329
—¿Ya llegó la merienda? —La voz del hombre rebosaba de alegría, era melodiosa y cautivadora.
—Efectivamente, eres tú. —Las pestañas de Luisa bajaron; su tono no revelaba emoción alguna.
—¿Cómo lo adivinaste? —Andrés soltó una leve risa.—Francisco me invitó un café, así que yo le invité la merienda. Sabes no me gusta deber favores.
Cuando fue hoy al bufete, notó que había varios jóvenes.
Recepcionistas, asistentes y varios abogados no parecían tener más de treinta años.
Le preguntó específicamente al asistente Alejandro qué solían por lo general comer y beber los jóvenes que trabajaban actualmente.
Alejandro empezó como loro a hablar sin parar.
Andrés le dijo: —Encárgate tú personalmente de pedir la merienda para el bufete de Luisita.
¿Francisco quería ganarse a la gente invitándolos a café?
Pues él iba a ganárselos con merienda.
Alejandro siempre era meticuloso en su trabajo.
Como asistente especial del jefe Andrés, sabía bien lo que Andrés sentía por Luisa.
Para la oficina de la señor

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