Capítulo 7

Alicia siempre fingía estar muy celosa. En el pasado, Alejandro se sentía feliz al verla actuar de esa manera. No podía estar junto a Alicia como su esposa de manera legítima, pero sí podía disfrutar de esa posesividad que ella mostraba, como si lo fuera. Sin embargo, esta vez, al enfrentarse nuevamente a esa escena, Alejandro se sintió un poco molesto. Instintivamente, movió ligeramente la pierna hacia el otro lado. Ese pequeño gesto no pasó desapercibido para Alicia. Ella retiró la mano y puso una expresión fría. —Alejandro, detente, quiero bajarme del auto. Ella solía enojarse con facilidad. Alejandro sabía que esa era su manera de expresar su descontento. Por lo general, bastaba con acercarse a consolarla un poco o transferirle unos miles de dólares. Pero ahora, Alejandro ya no tenía ánimo para hacerlo. Detuvo el carro a un lado del camino y pisó el freno. Miró fríamente a la sorprendida Alicia y le dijo: —Bájate. Tengo algo urgente que hacer y no puedo perder tiempo. Ella nunca ha