Capítulo 14

La fiesta de cumpleaños de Señor José era tan fastuosa que dejaba a todos boquiabiertos. Toda la finca se transformó en un palacio de época, las lámparas de cristal lanzaban destellos de luz, los camareros cruzaban el salón con copas de champán y la orquesta tocaba piezas elegantes. Casi todas las figuras importantes de Sierraclara estaban presentes; todos querían ver en persona al legendario Señor José. José estaba en el balcón del segundo piso, con un cigarrillo entre los dedos, la mirada fija en la entrada de la finca. Cuando Ramón apareció por la puerta lateral del salón, José bajó corriendo las escaleras. —Será mejor que estés preparado. —Advirtió Ramón mientras le entregaba el tablet, dudando. La grabación de las cámaras era algo borrosa, pero aún se distinguía claramente el jardín trasero de la gala benéfica de hace tres años. Una chica vestida de blanco, de puntillas, devolvía con cuidado un nido al árbol. La luz del sol caía sobre ella, pura como un hada caída del cielo. José