Capítulo 25

Él había estado siguiendo en secreto los movimientos de Amelia, al enterarse de que ellos estaban en aquella isla, originalmente solo quería verla desde lejos, en silencio. Pero terminó descubriendo por casualidad los comportamientos sospechosos de Raquel y su gente, así que los persiguió hasta allí. —¡Suéltala! —Gabriel tenía los ojos inyectados en sangre, como una bestia acorralada al borde de la muerte, clavando la mirada en Raquel. —¿Gabriel? —Ella primero se quedó paralizada, y luego soltó una risa aún más desquiciada—. ¡Jajajaja! ¡Tú también viniste! ¡Perfecto! ¡Qué bien! ¡Así los mando a ustedes juntos al infierno! —¿Qué quieres? ¡Ven por mí! —Gabriel avanzó paso a paso, con la voz ronca—. Déjala ir. Puedes llevarte mi vida. —¿Tu vida? —Raquel soltó una risotada burlona—. ¡Ahora ya no quiero nada! ¡Solo quiero que ella sufra! ¡Quiero que veas con tus propios ojos cómo la torturo! Para provocarlo, Raquel y sus hombres empezaron a insultar a Amelia con palabras crueles, y hasta go