Capítulo 37

"Señorita, por favor, mantenga las manos relajadas a los lados. Necesito arreglar la forma de sus uñas antes de comenzar con las extensiones…", indicó una dulce voz. Ah, claro, también estaban trabajando en mis uñas. Con prontitud, relajé mis manos y las coloqué sobre la camilla otra vez, para que pudieran continuar haciendo su magia en mí. Por primera vez, pasaba por un cambio de imagen en un salón como ese; ya comenzaba a distenderme y a gozar. Se sentía agradable ser mimada; incluso, la camilla resultaba relajante. Con todo, nada de eso significaba que hubiera perdonado a Osirio ni que le diera crédito alguno por la sesión de belleza que disfrutaba. Pasadas las dos horas, Bruno y su equipo terminaron de transformarme. Me habían cortado el cabello y lo habían peinado en largas ondas y rizos que bajaban hasta mis hombros y la mitad de mi espalda. Por otro lado, mis uñas lucían largas y bien formadas con una manicura francesa ultra cuidada. Además, Bruno había elegido un llamativo vest