Capítulo 107

Al instante, a Vivianna se le paralizó el corazón y se sonrojó. Él acababa de usar la misma cucharilla que ella había utilizado. Augustine pareció darse cuenta de que ella se había incomodado y apenas el niño le llevó la cucharilla, el joven la agarró entusiasmado y se comió el helado. Vivianna empezó a sentir que le faltaba el aire y se preguntó si Augustine lo había hecho adrede. "Ya hemos probado la saliva el uno del otro. ¿Aún te sientes incómoda por eso?", le preguntó él, mientras la miraba sonriendo con malicia. Vivianna tragó grueso unos instantes y vio rápidamente al niño. Sin embargo, se percató de que éste estaba tan entretenido con su helado, que no había escuchado la conversación. Entonces no pudo evitar sentir un gran alivio y luego decirle mirándolo con furia: "No digas tonterías".  Después de cenar, regresaron al apartamento. Vivianna había comido tanto que se sentó en el sofá sin querer moverse, y Augustine llevó al pequeño a tomar un baño. Como a las nueve y media de l