Capítulo 28 Reencuentro con Víctor Zorákin

Perspectiva de Liora. Di un paso atrás de inmediato, bajé la cabeza y, con la bandeja firme entre mis manos, cedí el paso con respeto. La acompañante soltó un bufido desdeñoso y, aferrándose al hombre, se quejó con coquetería. —Cariño, ¿por qué la miras? No es más que una sirvienta del rito de sacrificio... un objeto para distraer a los demás. La mano del hombre se posó en las nalgas de la chica y las apretó dos veces con rudeza. —Sí, sí, mi cielo... solo te miro a ti. Los dos comenzaron a besarse sin pudor, ajenos al mundo. Me apresuré a retirarme. Si tardaba un poco más, seguro presenciaba algo que no quería ver. Aunque esas escenas eran demasiado comunes en este lugar, no interrumpir el placer de los clientes era la primera regla del servicio en el Coliseo Kanam. Me dirigí rápidamente hacia las escaleras de emergencia y abrí la pesada puerta insonorizada. El hueco de la escalera estaba oscuro y tranquilo; solo se oían mis propios pasos. Con estos días, ya me había acostumbrado a sub