Capítulo 16

Después de dar vueltas en la cama durante Dios sabe cuántas horas más después de mi recurrente pesadilla, había perdido toda esperanza de volver a dormir. Aunque en cierto modo creo que el sueño era algo que temía porque me traía esa visión una y otra vez. Significaba que tenía que perder a Sarah una y otra vez. El dolor había sido el peor dolor que jamás podría imaginar. Yo, como tantos otros, había oído hablar de lobos que pierden a su pareja y del daño que les puede hacer, pero nunca le di mucha importancia. Aunque, supongo, como un chico joven y despreocupado que disfruta de su vida y se divierte, ¿por qué lo haría? Pero, a la edad de diecisiete años, el destino había decidido que eso era lo que me depararía el destino. Tenía que descubrir exactamente cuál podría ser el dolor. Descubrir la agonizante sensación que me recorrió el cuerpo cuando me arrancaron el vínculo de pareja. Experimentar exactamente lo tortuoso que sería perderlo y, a pesar de estar rodeado por una manada, lo so