Capítulo 14

Noelia observaba a Emiliano, tan absorto en el análisis como ella. Por primera vez, sintió con claridad qué significaba luchar codo a codo de verdad. Ese esfuerzo total por un objetivo común, esa sensación de ser necesaria, de ser confiada. Como una luz cálida. Tomó la pluma y añadió otro punto en el papel; sin darse cuenta, la comisura de sus labios se elevó levemente. A la mañana siguiente, en la sala de reuniones del hotel. Emiliano, con un traje oscuro impecablemente entallado, estaba sentado frente a Miguel, de cabello entrecano y mirada afilada. Ambos medían fuerzas en torno a la cuota de mercado, la construcción de canales y el reparto de beneficios. Emiliano hablaba sin prisa, pero cada argumento era preciso y contundente. Miguel jugueteaba con un puro sin encenderlo: —Tu preparación es sólida. Pero las variables del mercado, ¿cómo las garantizas? —Riesgo y oportunidad van de la mano. Emiliano se inclinó ligeramente hacia delante; su mirada era firme: —Y yo sé convertir el ries