Capítulo 508

Para evitar que Kayla gritara, Oliver le había tapado la boca con cinta adhesiva. Podría decirse que Kayla era como un pez en la tabla de cortar de Diana, esperando a ser sacrificada. Cuando Kayla vio a Diana, sus ojos se abrieron de par en par y empezó a lloriquear. Se resistió violentamente, como si tuviera algo que decir. Diana, en cambio, no tenía prisa. Le dio las gracias a Oliver como era debido y luego lo acompañó hasta el ascensor antes de regresar a su apartamento. Cuando volvió a la habitación, llevaba en la mano una caja de brocado. Dentro había un amuleto de seguridad del que Oliver le había hablado. Había accedido a traer a Kayla aquí con la condición de que Diana prometiera mantenerse a salvo, pero que él también le proporcionaría algo de seguridad en forma de este amuleto. Oliver había pensado en todo para ella. Sí, todavía había mucha gente en este mundo que se preocupaba por ella. Diana sintió una ráfaga de calidez en el corazón. Cuando pensó en la expresión s