Capítulo 27

Eduardo había visto a Carmen unas cuantas veces. Aparte de ser un poco más joven, realmente no encontraba en ella ninguna cualidad destacable. Especialmente porque parecía completamente operada; de todas formas, resultaba difícil elogiarla. Cuando Eduardo vio a Carmen por primera vez, pensó que no era una mujer sencilla, que tenía mañas y calculaba cada paso. Para nada estaba a la altura de María. Y, sin embargo, ambas eran hermanas de madre diferente. Sabiendo que Alejandro era el prometido de su hermana, Carmen aún así se le acercaba, lo cual le parecía realmente despreciable. Sin embargo, parecía que él había sido víctima de algún tipo de hechizo de Carmen: él la encontraba atractiva, joven, y hasta sus caprichos ocasionales le resultaban adorables. En fin, Alejandro ahora lo disfrutaba plenamente. Como dice el refrán: El que ve desde fuera ve claro; quien está dentro se confunde. Así que, en ese momento, Alejandro estaba completamente cegado y no podía ver la situación con claridad