Capítulo 33

El mayor deseo de Isabel ahora era que su querida hija se casara con un hombre rico. Ahora que Carmen finalmente había conseguido acercarse a Alejandro, Isabel no podía quedarse atrás. Pero aún tenía algunas dudas: la relación entre Carmen y Alejandro no se había hecho pública. ¿Por qué lo sabría este secuestrador? ¿No era esto demasiado extraño? —¿De qué están hablando? No entiendo —dijo Isabel, fingiendo ignorancia. En cualquier caso, simplemente no lo admitiría. Fernando miró la señal y luego dijo con una sonrisa fría. —¿Ah, sí? Entonces, en ese caso, expondré esta grabación ante la familia González. No sé qué pensarán cuando la vean. Señora Fernández, ¿está segura de que no dará el dinero? Isabel estaba tan furiosa que casi sufrió un infarto. No le quedaba otra que asumir su mala suerte, ¡había conocido a un demonio así! Habló con enojo: —Ahora mismo solo tengo setenta y cinco mil dólares; es todo lo que he ahorrado. María asintió hacia Fernando. Fernando hizo una señal y dijo: —Es