Capítulo 28

En un instante, el rostro de Samuel cambió de forma drástica de color, Natalia y Mateo también quedaron atónitos. Algunos de los presentes entre la multitud también dudaron por unos segundos si habían escuchado mal. Sin pensarlo, Samuel me sacó apresurado del agua y me arrastró hasta la orilla, donde me tumbé en el suelo jadeando. Llevaba un vestido azul y de pronto algo comenzó a fluir debajo de mí, sentía fuertes punzadas de dolor en el bajo vientre. —¡Sangre... había mucha sangre...! Alguien exclamó alarmado, señalando hacia mí. Vi cómo la sangre teñía de rojo mi deslumbrante vestido azul, resultando una escena realmente impactante. —Bianca... Samuel, quien siempre había observado todo con indiferencia, por fin se mostró alarmado: —¿Qué está pasando? Bianca, dime... —Samuel, sé que no debería buscarte, pero pensé... que debías saberlo. Siempre quise decírtelo, quizás estoy embarazada. Esbocé una sonrisa débil, mostrando una expresión desolada: —Pero tú me odias, seguro también odias