Capítulo 26

Sergio: [¿Qué se supone que significa ese mensaje que me mandaste?] Sergio: [¡Elena!] Sergio: [¡Estás perdida o qué!] El último mensaje había sido enviado hacía unos diez minutos. Aunque el texto no tenía tono explícito, Elena podía percibir a la perfección cuán furioso y alterado debía estar Sergio cuando lo escribió. Le preocupaba demasiado que Sergio apareciera de pronto, la tomara del cuello y le gritara: ¡¿Por qué no respondes los mensajes?! El solo hecho de imaginarlo ya era suficientemente vívido como para inquietarla. Los dedos de Elena temblaban de miedo, pero a toda prisa escribió una respuesta: [¡Perdón, me quedé dormida!] La respuesta llegó casi al instante. Sergio: [¿Te mudaste a otro lugar?] Elena contestó al instante: [Sí.] Temía que si tardaba un segundo más en responder, estaría realmente en problemas. Solo después de haber respondido, su mente comenzó a razonar poco a poco. ¡Un momento! ¡Eso no era normal! Elena: [¿Cómo sabes que me mudé?] Esta vez no hubo respuesta alguna. Era como si Sergio ya no tuviera el celular en la mano. Tras una larga espera, por fin llegó su mensaje: [Me lo dijeron.] Elena: [¿Dime quién te lo dijo?] Sergio, con astucia, desvió la conversación: [Eso no importa. Me escribiste de repente, ¿no era que querías decirme algo?] El tema volvió a su cauce normal y Elena casi olvida el motivo por el cual lo había contactado. Elena: [¿Tienes pensado hacerte un chequeo médico pronto?] Ir al hospital era importante; el chequeo solo era un pretexto. Después de un momento, Sergio respondió: [Sí.] Los ojos de Elena se iluminaron con alegría. No esperaba tanta coincidencia: ¡la oportunidad estaba servida! [Si vas al hospital, ¿el doctor Javier estará presente?] Sergio: [Por supuesto. Él es el médico de cabecera de la familia Gómez. Siempre está presente cuando alguno de nosotros va al hospital.] Elena: [¿Puedo acompañarte?] Sergio: [Claro que sí.] Elena: [¿Cuándo? ¡Yo te busco!] Sergio: [Mañana.] Sergio: [Puedes venir directamente a la empresa.] Elena: [¡Perfecto allí estaré!] Elena: [¡No faltes!] Elena abrazó su celular y rodó dos veces sobre la cama, llena de alegría. Jamás imaginó que todo saldría tan bien. Si lograba encontrarse con el doctor Javier, quizás esa sería su gran oportunidad de la vida. — A la entrada del conjunto residencial. Sergio observaba a través de la ventanilla del auto. —Está mucho mejor que el lugar anterior. Desde el asiento del conductor, el chofer intentó en ese instante iniciar una conversación: —¿Eh? ¿Comparado con cuál? Sergio lo miró de reojo. El chofer guardó silencio enseguida. —Regresamos a la empresa. —Sí, señor. El chofer no entendía por qué el señor Sergio había salido de la oficina solo para venir hasta allí, enviar unos cuantos mensajes y luego regresar. Resultaba todo un enigma. — Sergio regresó a la oficina justo cuando Miguel se preparaba para salir. Al cruzar miradas, Miguel le dedicó una sonrisa algo incómoda. —Señor Sergio, ¿aún no se ha ido? Pensó que por una vez en la vida, Sergio había decidido no ser un adicto al trabajo... Pero al parecer había regreso. Sergio: —¿Cuándo tengo programado mi chequeo médico? —Debería ser dentro de tres meses. —Cámbialo por favor para mañana.