Capítulo 38

Elena preguntó con sinceridad: —Pero dime, ¿cómo puedo ser una persona sumisa y servicial al mismo tiempo? —emmm... La pregunta dejó perpleja a Laura, quien no sabía cómo responder de inmediato. Observando el ansia de aprender en los ojos de Elena, de pronto abrió la boca, esforzándose por dar alguna respuesta útil. —Simplemente sigue el deseo de la otra persona. —¿Hay algún método específico para hacerlo? —Regálale algo, invítalo a comer, o si eso no funciona, ofrézcase a hacerle mandados. —Oh, ya veo. Elena tomó nota mental de estos consejos, decidida a aplicarlos de la mejor manera. Laura extendió su mano para chocarla con la de Elena. Aunque algo confundida, Elena aún así extendió su mano y ambas lograron un choque de manos exitoso. Con un espíritu combativo, Laura exclamó: —¡Querida trabajemos juntas para conseguirlo! Elena se sintió al instante motivada y exclamó. —¡Vamos! Laura casi se muere de risa. Nunca esperó que Elena pudiera decir algo así. — Para concentrarse en sus estudios, Elena también redujo de forma significativa sus horas de trabajo a solo un tercio durante las vacaciones de verano, lo que naturalmente disminuyó su salario, pero por fortuna tenía suficiente para sus gastos de vida. A la 1 a.m., Elena, consciente del tiempo, corrió al vestuario para cambiarse a toda prisa y salir. Temía que si se retrasaba, podrían pedirle que trabajara horas extras. Justo cuando llegaba a la entrada del casino, recordó al instante lo que Laura le había dicho sobre ser servicial e invitar a comer. Envío un mensaje a Sergio: [¿Estás dormido?] En ocasiones anteriores, había coincidido con Sergio tarde en la noche, así que esta vez decidió probar suerte. Para su sorpresa, Sergio respondió con rapidez: [No.] Elena: [¿Te gustaría ir a comer algo? Yo invito.] Sergio: [¿Por qué?] Elena: [Es mi manera de pedir un favor.] Sergio: [¿Tu actitud para pedir favores es llamar a la gente a medianoche para comer?] Elena, al ver la respuesta tan despectiva de Sergio, sintió que quizás él no estaba muy contento con la idea. Llamar a alguien a salir a medianoche en verdad no parecía buena idea. Pensando en esto, Elena apenada respondió: [Lo siento, fue un descuido de mi parte, mejor te invito durante el día.] Elena se dio cuenta de que esto no estaba bien y al instante eliminó su mensaje original sobre la invitación a comer algo tarde en la noche. Afortunadamente, no habían pasado dos minutos, por lo que pudo retirar el mensaje a tiempo. Sergio: [¿¿¿¿¿¿¿?] Elena: [Mejor te invito esta tarde, hoy no tengo clases.] Al pasar la medianoche, comenzaba un nuevo día. Sergio: [Quiero tanto la cena como el desayuno.] Sergio: [Estoy en camino.] Sergio: [¿Estás en el casino?] Elena: [Ya es muy tarde, mejor no vengas, nos vemos por la tarde.] Sergio: [Espérame allí, llegaré en veinte minutos.] —... Elena sintió que Sergio no le estaba prestando atención a lo que decía. Sin embargo, obedeció y esperó en el lugar, enviándole otro mensaje a Sergio. Elena: [Te espero en la parada de autobús frente al casino.] Se sentó en el banco de la parada de autobuses fuera del casino, esperando con paciencia.