Capítulo 212 Rechazo de una confesión

Su voz era ligeramente tímida, sus ardientes ojos se posaron en Hugo. Hugo observaba la imagen de la Virgen que ella extendía con sus manos, hizo un gesto al percibir la emoción en los ojos de Elena y, comprendiéndola de inmediato, levantó enseguida la mano en señal de rechazo: —Elena, agradezco tu amabilidad, pero no aceptaré el regalo. Gracias por preocuparte por mí. Rechazó la oferta con tacto y se preparó para marcharse. La sonrisa de Elena de repente se desvaneció y desconsolada se giró para agarrar la mano de Hugo. —Hugo, me gustas y creo que ya lo sabes. Por fin dijo las palabras que había guardado en su corazón durante años, y sus mejillas se sonrojaron profundamente. —Hugo, hace tiempo que me gustas. Eres amable, bondadoso, radiante y guapo. Siempre que tengo dudas, me ayudas sin interés alguno Por ti, quiero ser mejor persona. Hugo, en verdad me gustas mucho. ¿No quisieras ser mi novio? Lo miraba con sinceridad y fervor; su voz temblaba ligeramente debido a los nervios. Hugo