Capítulo 238 Mucha paciencia
El médico, insistente con sus preguntas, descubrió de pronto algo inusual.
La relación entre el jefe Sergio y esta joven no parecía común. ¿Cómo era posible que ella no lo supiera?
—Sí, el jefe Sergio es alérgico al marisco.
Al observar el plato que ella sostenía, su sorpresa fue evidente:
—¿Pasta con marisco?
Mónica, con una mirada compleja, miró a Sergio y aceptó con resignación.
Aunque la pasta ya no estaba caliente, sentía que el plato que sostenía la quemaba.
—No, el jefe Sergio no puede comer marisco. —afirmó el médico, y con un semblante aliviado añadió con precaución: — Menos mal que me di cuenta, si el jefe Sergio hubiera comido esta pasta, habría tenido que regresar incluso después de irme.
Mónica recordó una ocasión en la casa de un profesor cuando le pasó a Sergio un plato de pasta y, después de comer, él no mostró ninguna reacción adversa.
No hubo erupciones ni dificultades para respirar hasta que se marcharon.
¿Podría estar equivocado el médico?
Inquieta, Mónica le pregun

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