Capítulo 252

A sus doce años, Robert mostraba una serenidad que no correspondía a su edad, incluso en situaciones de grave peligro. Su mente trabajaba a toda velocidad, intentando deducir quién podría haber enviado a ese grupo de hombres a tenderle una emboscada. Pero antes de que pudiera encontrar una respuesta, los hombres de negro cargaron contra él. Robert había aprendido algunas técnicas de defensa personal y había logrado oponer una resistencia decente. Sin embargo, todavía era un niño y sus oponentes eran adultos altos y bien entrenados que blandían barras de hierro. Cuando el agotamiento se apoderó de él, uno de los hombres lo golpeó con fuerza en la espalda con un objeto contundente. Un dolor agudo atravesó el cuerpo de Robert y sus rodillas se doblaron. Se arrodilló en el suelo, apenas capaz de mantenerse consciente. Otro golpe aterrizó y, aunque apretó los dientes y se negó a gritar, su cuerpo finalmente se derrumbó. Barras de hierro, puños y pies llovieron sobre él. Con los ojos cerrado