Capítulo 1025

Alicia escuchó las palabras de Gabriela y supo lo que esa mujer diría a continuación. Sabía que los objetivos de la familia Mendoza nunca habían cambiado. Después de escuchar, Roberto habló con frialdad: —¿Fuiste tú quien hizo lo del donante de riñón? Del otro lado del teléfono, se oyó su voz alegre. —Sí, ¿de qué otra manera podría yo proponerte las condiciones del trato? —Gabriela, la familia de ustedes se ha aprovechado de mi madre durante muchos años. Y ahora, sabiendo lo importante que es la donación para ella, van y hacen algo así. ¿De verdad no te pesa todo el bien que ella te ha hecho todo este tiempo? —¿El bien que me ha hecho? Ja, pues yo no lo veo así. El tono de Gabriela se volvió cortante: —Si de verdad tu madre hubiera sido buena conmigo, habría aceptado mis condiciones y me habría dejado casarme contigo. Pero ella se negó, y encima favoreció a esa perra de Alicia. Así que esto no es culpa mía. Alicia, al escuchar el tono convencido de ella, se enfadó. Gabriela resultó ser