Capítulo 14

Cuando Gonzalo llegó al Pueblo Costero montado en un triciclo, no podía creer lo que veían sus ojos. Aunque estaba acostumbrado a llevar soldados a zonas remotas para entrenar, jamás se había encontrado con un entorno tan precario. Era la primera vez que veía un pueblo donde hasta los caminos eran de lodo. No entendía por qué Ángeles había venido a sufrir a un lugar así. Al llegar a la escuela, sintió, por primera vez, que Ángeles era una desconocida. En sus recuerdos, Ángeles siempre había sido criada entre lujos, una joven noble que nunca tenía que hacer nada. Pero en ese momento, a través de la ventana de un aula, vio a Ángeles, hablando con naturalidad y soltura. Sus ojos brillaban y vestía ropa del modelo más sencillo. Su español, fluido y hermoso, hacía que incluso los textos más aburridos cobraran vida. Por un instante, se quedó atónito, como si fuera la primera vez que realmente conocía a Ángeles. Cuando sonó el timbre del receso y él estaba a punto de ir a buscarla, alguien se