Capítulo 61

En un instante, todos en la sala de estar, a excepción de Sergio, no pudieron evitar estallar en carcajadas. Amelia, resignada, sacudió la cabeza; no era común ver a Sergio frustrado, y estos dos eran personajes realmente divertidos. En las bromas y juegos entre los jóvenes, Arturo no intervenía, solo se sentaba a un lado, disfrutando con una sonrisa mientras los observaba. Rocío tomó un bocado de comida y luego miró alrededor del salón antes de dirigirse a Arturo con curiosidad: —¿Y Beatriz? La última vez le prometí comprarle un bolso extranjero, y aún estoy esperando para dárselo. En unos días entraría al set y estaría ocupada; quién sabe cuándo tendría tiempo de atenderla. No esperaba que su visita de hoy fuera tan oportuna, encontrándose con Amelia y descubriendo un gran chisme. Arturo e Isabel, que hasta entonces mantenían una ligera sonrisa, ahora tenían un semblante con tintes sombrío. Arturo dijo con voz tranquila: —Se fue a casa de sus padres. Rocío se sorprendió un poco, pero