Capítulo 26

Bianca sintió un escalofrío y se esforzó por reprimir la sospecha que le invadía el corazón. —¡Está bien! ¿Qué recompensa quieres? —dijo. David se acercó a ella, con los ojos llenos de un deseo malicioso. Extendió la mano, queriendo tocarle la cara. Ella, sin pensarlo, dio un paso atrás. David la miró fijamente, con emociones oscuras e incomprensibles arremolinándose en su mirada. —¿Te molesta tanto que te toque? Su voz sonaba burlona, con un matiz apenas perceptible de herida. —Antes, lo disfrutabas mucho. En ese momento, en su mente surgieron esos fragmentos llenos de intimidad. Había que admitirlo, ¡su cuerpo disfrutaba más que su corazón! Bianca giró la cabeza de repente, y en sus labios se dibujó una sonrisa fría hasta el extremo. —David, tienes muy buena memoria, claro que lo recuerdo... eso fue antes. ¡Entérate bien, cuál es nuestra relación ahora! —¿Qué relación? —David se rio con desprecio—. Bianca, mientras no tengas el certificado de divorcio en la mano, ¡sigues siendo mi es