Capítulo 31

—¡Lo siento! ¡Lo siento, David!... ¡No fue intencional! Ella sacó apresuradamente un pañuelo, torpemente intentando secar la mancha húmeda en el pecho de él, con movimientos urgentes y descoordinados. David bajó la mirada hacia la camisa y luego la levantó hacia su cara, observando su expresión de pánico. —Está bien. Su tono era sereno, sin revelar emoción alguna. —Voy a cambiarme de ropa. Dicho esto, se dio la vuelta y caminó hacia el vestidor privado junto a ellos. El corazón de Bianca dio un vuelco. ¿Cambiarse de ropa? ¿Ahí? Instintivamente quiso buscar un lugar donde esconderse, pero en aquel enorme vestidor, aparte de la amplia cama pulida y el armario repleto de ropa, simplemente... ¡no había dónde esconderse! Incluso la ducha en la esquina tenía un moderno diseño de vidrio completamente transparente. Desesperada, solo pudo deslizarse al lado derecho del gran armario, pegándose al frío del mueble, conteniendo la respiración. La puerta del vestidor no estaba completamente cerrada.