Capítulo 83

Veinte minutos después, el helicóptero aterrizó suavemente en Villa del Alba. Aquel lugar se encontraba a solo veinte kilómetros del centro de Venturis, rodeado de montañas y ríos, con un paisaje despejado y una vista impresionante. Para David, también resultaba muy conveniente regresar a la empresa y atender sus asuntos cuando fuera necesario. Había comprado aquella montaña años atrás, con la intención de transformarla en un resort de lujo. Sin embargo, cuando la salud de Mario comenzó a deteriorarse, David mandó construir allí una finca junto al agua y las montañas. El lugar contaba con un jardín exquisitamente cuidado, un huerto orgánico de frutas y verduras, e incluso un establo de caballos; todo desprendía una sensación de serenidad y lujo propios de un refugio de descanso. Por desgracia, Mario, tan apegado a los recuerdos, nunca logró acostumbrarse a vivir allí y prefirió quedarse en la casa de los Gómez. Así que aquella extensa finca había permanecido deshabitada desde entonces.