Capítulo 18

—Tranquilo, ya estoy mucho mejor. Bianca acababa de sonreír cuando vio a Jacobo entrar por la puerta. Llevaba un traje gris plateado, una camisa celeste y una corbata a juego, lo que le daba un aire elegante, especialmente con esas gafas de montura dorada. Bianca se quedó pensativa: recordaba que Jacobo no usaba lentes... ¿Por qué se los había puesto ahora? —Jacobo, justo llegaste a tiempo. Pedí que prepararan el almuerzo, quédate por favor a comer. Jacobo no se negó. Bianca desvió la mirada, algo incómoda. —Seguramente en la empresa lo esperan con muchos asuntos, jefe Jacobo. No quisiéramos... No alcanzó a terminar la frase antes de que él la interrumpiera. —No hace falta que la señorita Bianca se preocupe. Siempre hay tiempo para almorzar. No todos los jefes están tan ocupados como para no poder comer. En realidad, Bianca solo quería aprovechar el almuerzo para hablar con don Marcelo y buscar la manera de pedirle ayuda, pero ahora que Jacobo insistía en quedarse, tendría que encontra