Capítulo 31

Alguna vez, ella fue una mujer que valoraba profundamente los sentimientos, creyendo que lo único que necesitaba era ser una buena esposa para Salvador. Pensándolo bien, una mujer realmente debía ser no solo económicamente independiente, sino también espiritualmente libre. Ambas eran indispensables. Cuando Andrea terminó sus asuntos, salió a cenar con Carmen a un restaurante. —Este lugar tiene un estilo bastante agradable. Escuché que lo acaban de inaugurar. —Comentó Andrea al sentarse. Carmen sonrió sin decir nada. Andrea reaccionó de inmediato: —¿Este restaurante es tuyo? Carmen dijo: —Sí. Con razón, desde la decoración hasta los pequeños detalles, todo era exactamente de su gusto. Andrea sonrió. —¿Y cómo es que de repente te interesaste en abrir un restaurante? —Preguntó Andrea con tono casual. Carmen respondió con una sonrisa: —Quería que te sintieras mejor. Este lugar está justo enfrente de la Compañía de Medios Nueva Ola, solo nos separa una calle. Así te queda cómodo venir a com